miércoles, 23 de marzo de 2016

No os voy a perder, hijos: cuando la infancia vuela

Es finales marzo (¡¡YA!!) pero tengo un propósito de año nuevo. Ya lo tenía, pero lo reafirmo: chicos, no os voy a perder. No voy a perderme vuestra infancia por trabajar mucho, conciliar poco, enfadarme, hacer una pila de deberes o apuntaros a ciento y una extraescolares. No hablo de perdemos en el sentido literal del término. Que también, espero no tener que correr con angustia calle arriba y calle abajo porque os he perdido, esa es una experiencia de película de terror. Me refiero a perder los momentos que podemos disfrutar juntos ahora que todavía soy vuestra madre favorita y vuestro padre es el héroe más Molina del planeta. A perder vuestras primeras veces, vuestras inquietudes, sueños, preguntas, curiosidades o aventuras. A perder el recuerdo o el momento por preocupaciones o prisas o cansancio o vagancia o... No quiero perdérmelo.

Decía Carlos Escudero, de "Un papá como Vader", en un precioso post, "no crezcas".
(...) No crezcas. Porque cuando lo hagas me echarás cosas en cara, y tendrás más razón que un santo. Me dirás que porque te engañé aquella vez, me dirás que porque no te avisé. (...)
No crezcas. Ensúciate mientras comes, llena la casa de tierra, da igual las veces que pasemos la aspiradora, joder, que para eso está. Peléate con tus amigos, pero sobretodo, sobretodo juega con ellos. Emociónate con las cosas que ha nosotros hace tiempo que no nos emocionan, saca la lengua y sigue pidiéndome que le de una moneda al hombre que pide en la calle. Y baila, baila mucho.
(...) No crezcas.
Perdón: No tengas prisa por crecer.

Y es que el tiempo se escapa tan rápido... 

viernes, 18 de marzo de 2016

Regalos de niños y despedidas en vacaciones

Queridos hijos: ayer os fuisteis muy emocionados y contentos de vacaciones con los abuelos, a ver a los primos, en tren... Toda una aventura! Y yo ya os echo de menos. Veo vuestros regalos de niños y aún siento el abrazo de la despedida. El síndrome del nido vacío debe ser todo un reto. Vosotros volvéis en algunos días y a pesar de esta "saudade" al mismo tiempo disfrutaré de tardes libres, de cenas y salidas adultas, de estar en pareja a solas...

Yo me alegro mucho por vosotros, recuerdo mis propias vacaciones en casa de los abuelos, con mis tíos y mis primos, y la memoria de las emociones de entonces me invaden. Tenéis suerte, son experiencias que os harán ser personas especiales. Por otro lado, hace un día que os habéis ido y se nota vuestro vacío en casa. Todo está silencioso pero aún hay rastro de juguetes por todas partes, pilas de ropa sucia y por planchar, y algún que otro calcetín o zapato desparejado bajo el sofá o las camas. 

Lo más bonito y desgarrador a un tiempo ha sido vuestro regalo de despedida. Unos cuantos juguetes especiales dispuestos sobre la cómoda del pasillo para que os tengamos presentes. Es entrañable cómo de pronto Izan dice "mamá, tengo un regalo para ti muy especial pero no te lo puedo decir porque es sorpresa, sólo te doy una pista que es gris y tiene trompa". Y aparecen con el elefante que duerme contigo, "porque así le cuidas". 



Y me fundo cuando os despedís como Pol con un beso "largo, mamá, muy largo para que fuere" y me abrazáis y me despeináis con un abrazo tan fuerte que vuestros bracitos se ponen blancos de esfuerzo. 

También habéis pensado en Latifa, esa mujer que es mucho más que la señora que viene a limpiar y a veces esconde cosas importantes como ese envoltorio de caramelo que estaba sobre el armario junto a la litera porque era un tesoro y un recuerdo muy importante. De pronto encuentro el último trozo de chocolate de la Mona con una nota para Latifa, con una pinza para que no se pierda, con el palo del médico para abrir la boca porque así el regalo es mejor y mas completo... Me fundo...




Pasadlo bien, hijos. Yo estoy cuidando el elefante, el perro, los Minions y todo lo que nos habéis regalado (provisionalmente). Me encantan vuestros regalos de niños y vuestros besos largos con abrazos que despeinan. 

Os quiero hasta la luna y hasta el sol y vuelta a la Tierra para luego subir al cielo infinito. 

sábado, 5 de marzo de 2016

Hijo, no dejes a las mujeres solas

Queridos hijos, esta es de las enseñanzas más importantes que podré transmitiros jamás así que abrid bien los oídos: las mujeres cuentan. Sí, las mujeres valen. Son vuestras iguales. Tienen opinión, sueños, objetivos, ilusiones, ideas. Las mujeres pueden hacer lo que quieran, como vosotros. Y espero que eso quede muy claro para siempre. Porque en este mundo hay quienes piensan que las mujeres cuentan menos, que hay cosas que no pueden o no deben hacer, y si las las hacen merecen ser castigadas, piensan que que solo son caras bonitas para decorar, o peor, que son cuerpos para disfrutar o moneda de cambio, carne de trato o chantaje. Hay quienes creen que las mujeres no pueden viajar sin un hombre a su lado que las proteja. Y si lo hacen y las violan o matan, porque se lo habían buscado. Por ir "solas", por llevar minifalda o enseñar el tobillo. Hay quienes quieren mantener a las mujeres encerradas, encorsetadas, ligadas. Y eso, hijos, es triste. Porque vosotros como hombres no podréis disfrutar de la libertad si ellas no lo hacen. 

Os voy a confesar una cosa: vuestra madre ha viajado sola. Pero sola, sola. También ha ido"sola" con amigas, con uno, con dos, o con tres. Vuestra madre ha viajado en pareja y en grupo. Y sí, la han piropeado, de un modo halagador pero gratuito y de modos obscenos e incómodos; a vuestra madre la han perseguido por la calle, acorralado en algún portal o incluso violentado cuando estudiaba tumbada en el césped de un campus universitario en shorts. Por suerte, aunque vuestra madre gritó a plena luz del día o en calles muy concurridas (porque las mujeres deben cuidarse de andar en lugares oscuros y solitarios), al final no pasó "nada". A parte del miedo, la humillación, la maldita culpa, no pasó "nada" más grave. Pero hubiera podido pasar. Y los titulares me hubieran culpabilizado. Por ir vestida de tal o cual manera, por no haber chillado más fuerte, por no haberlo visto venir y haber huido rápido, por ingenua, o por lista...

Vuestra madre ha tenido que oír en entrevistas de trabajo preguntas sobre su intención o no de tener hijos, o de cuidarlos, ha sido pagada menos que un hombre, mirada de canto por estar embarazada. 

Pero por suerte vuestra madre ha nacido en Europa, y a pesar de los micromachismos y la violencia simbólica, de palabra, de gestos o institucional, vuestra madre ha podido estudiar hasta el final, trabajar, votar, opinar, elegir su casarse o no y con quién. Y vuestra madre viaja sola. O acompañada. O como le da la gana. 

Por eso, hijos, pensad bien lo que decís y hacéis. No os burléis de vuestro amigo diciendo que es un "nenaza" o un "mariquita" como si ser alguien sensible fuera algo malo, como si ser homosexual te convirtiera por arte de magia en alguien "femenino" de un modo peyorativo o si como cualquiera de estas circunstancias fuera motivo de burla y desprecio. No se os ocurra llamar a aquella chica "fresca" o "zorra" porque haya estado con una a mil parejas o porque haga cosas que os desagraden. No despreciéis a vuestro superior porque es mujer. Indignaros y protestad si algún día sois padres y no podéis conciliar o vuestra mujer, si tenéis una pareja femenina, es despedida por ser madre. 

En el mundo seguirán habiendo hombres y mujeres machistas, violentos, subordinadas... Así que defended a los débiles! Gritad, intervenid, sacad los colores... 

Porque, hijos, las mujeres cuentan. Las mujeres valen.

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