Queridos hijos, esta es de las enseñanzas más importantes que podré transmitiros jamás así que abrid bien los oídos:
las mujeres cuentan. Sí, las mujeres valen. Son vuestras iguales. Tienen opinión, sueños, objetivos, ilusiones, ideas. Las mujeres pueden hacer lo que quieran, como vosotros. Y espero que eso quede muy claro para siempre. Porque en este mundo hay quienes piensan que las mujeres cuentan menos, que hay cosas que no pueden o no deben hacer, y si las las hacen merecen ser castigadas, piensan que que solo son caras bonitas para decorar, o peor, que son cuerpos para disfrutar o moneda de cambio, carne de trato o chantaje. Hay quienes creen que las mujeres no pueden viajar sin un hombre a su lado que las proteja. Y si lo hacen y las violan o matan, porque se lo habían buscado. Por ir "solas", por llevar minifalda o enseñar el tobillo. Hay quienes quieren mantener a las mujeres encerradas, encorsetadas, ligadas. Y eso, hijos, es triste. Porque
vosotros como hombres no podréis disfrutar de la libertad si ellas no lo hacen.
Os voy a confesar una cosa: vuestra madre ha viajado sola. Pero sola, sola. También ha ido"sola" con amigas, con uno, con dos, o con tres. Vuestra madre ha viajado en pareja y en grupo. Y sí, la han piropeado, de un modo halagador pero gratuito y de modos obscenos e incómodos; a vuestra madre la han perseguido por la calle, acorralado en algún portal o incluso violentado cuando estudiaba tumbada en el césped de un campus universitario en shorts. Por suerte, aunque vuestra madre gritó a plena luz del día o en calles muy concurridas (porque las mujeres deben cuidarse de andar en lugares oscuros y solitarios), al final no pasó "nada". A parte del miedo, la humillación, la maldita culpa, no pasó "nada" más grave. Pero hubiera podido pasar. Y los titulares me hubieran culpabilizado. Por ir vestida de tal o cual manera, por no haber chillado más fuerte, por no haberlo visto venir y haber huido rápido, por ingenua, o por lista...
Vuestra madre ha tenido que oír en entrevistas de trabajo preguntas sobre su intención o no de tener hijos, o de cuidarlos, ha sido pagada menos que un hombre, mirada de canto por estar embarazada.
Pero por suerte vuestra madre ha nacido en Europa, y a pesar de los micromachismos y la violencia simbólica, de palabra, de gestos o institucional, vuestra madre ha podido estudiar hasta el final, trabajar, votar, opinar, elegir su casarse o no y con quién. Y vuestra madre viaja sola. O acompañada. O como le da la gana.
Por eso, hijos, pensad bien lo que decís y hacéis. No os burléis de vuestro amigo diciendo que es un "nenaza" o un "mariquita" como si ser alguien sensible fuera algo malo, como si ser homosexual te convirtiera por arte de magia en alguien "femenino" de un modo peyorativo o si como cualquiera de estas circunstancias fuera motivo de burla y desprecio. No se os ocurra llamar a aquella chica "fresca" o "zorra" porque haya estado con una a mil parejas o porque haga cosas que os desagraden. No despreciéis a vuestro superior porque es mujer. Indignaros y protestad si algún día sois padres y no podéis conciliar o vuestra mujer, si tenéis una pareja femenina, es despedida por ser madre.
En el mundo seguirán habiendo hombres y mujeres machistas, violentos, subordinadas... Así que defended a los débiles! Gritad, intervenid, sacad los colores...
Porque, hijos, las mujeres cuentan. Las mujeres valen.