miércoles, 15 de octubre de 2014

Gemelos sociables, gemelos compositores

Mis gemelos son muy sociables. Si alguna vez hubo sombra de duda sobre si la gemelaridad iba a derivar en aislamiento del mundo, en mi casa no se ha dado. Es cierto que los padres tenemos amigos a troche y a moche y que solíamos ser parte del alma de la fiesta (ahora más vale que la fiesta nos venga a nosotros porque salir, salir, lo que se dice salir... Pero eso es otro tema, centrémonos en la trepidante vida social de mis hijos). 

La cuestión es que no contentos con cumpleaños y tardes de parque, mis hijos no hay día que salgan del colegio sin pedirme, o bien que su amigo X (cada día es uno diferente) venga a casa o bien, esta es la novedad de estas semanas, ir ellos a casa de Y. Yo creo que las madres me ven llegar con cara interrogante y huyen de mí, se ha corrido la voz que mis hijos se autoinvitan de casa en casa. Ahora los envío a preguntar a ellos, si quieren algo, que se mojen. Es para ver a las madres agacharse hacia mis gemelos (normalmente Pol que le echa mas morro, Izan me lo encarga a mí o se queda con las ganas) y descubrir su asombro cuando les espeta si pueden ir a su casa. 

Eso sí, les encanta también invitar, hacer de anfitriones, enseñar si cuarto (desordenado), compartir sus juguetes y su conejo. No veáis qué caras de desilusión cuando les dicen que no. Pero vamos a la anécdota concreta de cómo mis hijos sé auto invitaron y acabaron componiendo su primer concierto acústico para guitarra ;)

viernes, 3 de octubre de 2014

Un conejo como mascota

Habemus conejo: "Manchitas" es la nueva mascota de la familia. Izan y Pol ahora hablan "conejo" (algo parecido a "qüi-qüi, me llamo Izan"). 

Hace horas que lo trajo la iaia con jaula y toda la parafernalia, y mientras el padre vive tan campante la nueva adquisición, yo ando preguntándome si de encontrar un manual básico del conejo: si hay que vacunarlo o algo, qué debe comer y qué no, si hay que sacarlo a "pasear" ni que sea por la casa, si no será una crueldad que viva en una jaula tan "pequeña" (verás cuando crezca) pero también tan cara (a saber lo que vale un "palacio del conejo"). 

Siempre me he resistido a tener mascotas. Francamente, me da pereza. Y me da la impresión que la ciudad y un piso no es lugar para un animal. Soy más de "que tenga animales quién tenga jardín para que correteen felices". Pero claro, eso no se puede de ir mucho y cuando tienes hijos es como de mala madre no darles tamaña alegría. 

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