domingo, 7 de octubre de 2012

Las libretas de la guardería: ¿nos dan seguridad?

Portada de la libreta de Izan: cosas que le gusta hacer
 Desde el primer año de guardería, Pol e Izan han tenido su libreta donde las cuidadoras apuntan aquellos datos que presuntamente tranquilizan a los angustiados padres que se separan de sus hijos: los cambios de pañal, si las cacas son normales, si han comido bien y cuánto, si han dormido y durante cuánto tiempo y alguna nota del tipo "faltan toallitas húmedas" (que para nosotros, sufridos padres de gemelos, es un misterio por resolver cómo puede ser que se gasten tan rápido). Parece mentira que datos tan "tontos" nos tranquilicen, pero así es, es como un bálsamo. Da sensación de control. Aunque, francamente, si el niño come mal, adelgaza y enferma. Y si no caga o duerme, está irritable.

Lo mejor de la libreta es la parte más personalizada. Aquellas hojas en blanco que cuando las educadoras tienen tiempo (y a medida que pasan los cursos, aumentan el número de niños por clase, y reducen los recursos como el personal de soporte), tienen dibujos de nuestros hijos, comentarios sobre qué les gusta hacer o qué cuento les inspira más, anécdotas y alguna trastada. Es un bonito recuerdo que además queda completado si los padres, el fin de semana, también rellenan alguna hoja explicando qué han hecho de especial. Esa parte de la libreta sí me gusta, porque al final es la que me da información de mi hijo, de su carácter, de cómo se relaciona y de si se lo pasa bien en la guardería.

Portada de la libreta de Pol: el escalador que se escondía
La libreta es un puente informativo entre los padres y la guardería, y se agradece que por lo menos nos den esa sensación de control. Aunque, como se dice, "lo que pasa en la guardería, se queda en la guardería". De echo, una encuentra a veces mordeduras, arañazos y otras heridas de guerra. Y se dice qué ha pasado pero no el autor, vaya a ser que los padres rencorosos nos dé por discriminar al niño agresivo o a los padres del mismo. Yo no me imagino haciendo tal cosa, la verdad, porque conozco a mis hijos y sé que a veces se les va de las manos el enfado o la excitación. Eso no los convierte en maleantes, y lo cierto es que a medida que han aprendido a expresarse oralmente (ahora mismo son como loritos del todo sinceros, nada se escapa y todo lo cuentan), las peleas han disminuido en agresividad.

Este fin de semana estamos personalizando la libreta. La guardería Pam i Pipa de Badalona y su equipo educativo opinan que cada niño es especial y diferente y que por tanto su libreta también ha de serlo. Nos da trabajo a los padres, para qué engañarnos. Pero a pesar de ello, es un placer sentir que nuestro hijo tiene un papel personalizado, que es considerado individualmente y que, a través de estas pequeñas manualidades, los padres podemos participar también de su vida en la guardería, en la que pasan tantas y tantas horas mientras los mayores trabajamos. Y como me hace ilusión participar, pero al mismo tiempo soy una madre de gemelos ocupada, este año me he dedicado a hacer un collage de cada uno con fotos representativas de lo que les gusta hacer. ¿No os parece que han quedado bonitas sus portadas de las libretas?

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