Quién no ha tenido de pequeño gusanos de seda? Quién no ha recogida hojas de morera para alimentarlos, hecho agujeros en una caja de cartón con la punta del lápiz y mirado con ilusión cómo se comían las hojas y acababan haciendo un capullo y luego nacía una mariposa...
No tener gusanos de seda en la infancia es como no plantar lentejas en un algodón humedecido o no tener una patata en un tarro de vidrio reciclado para que germine... No hacer ninguna de estas cosas es como no haber sido niño nunca.
Y como los mellizos son niños de padres que fueron niños en los 70, pues ya tenemos gusanos de seda. Vaya a ser que por no tenerlos tengan un trauma infantil inidentificado en el futuro ;)
PD: gracias Teresa, Artur y toda la familia.
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