miércoles, 27 de febrero de 2019

Cómo hacer cenar vegetales a los niños y no morir en el intento

Cena en construcción...

O como fracasar en el intento de hacer comer vegetales y verduras a tus hijos con alegría.

Yo lo intento: pongo un surtido de colores y fornas, de ingredientes para todos los gustos (porque a un mellizo le gusta la zanahoria y odia el tomate y el otro adora los tomates cherry), la lechuga es de las que les gusta, el pimento rojo es cosa mía y del padre (ofrezco pero no obligó), aliño para el que quiere aceite y sal y para el que prefiere limón o vinagre o sal de Ibiza o sal de Mallorca con hierbas. Pongo pollo dorado. Frutos secos. Hasta olivas. Y unos fresones dulces y rojos de postre.


Todo muy sano.

Todo muy rico.

Todo muy respetuoso. Mi cena en construcción, mi noche de las ensaladas semanal donde cada cual construye la suya (lechuga obligatoria y por lo menos otro vegetal a elegir obligado).


Todo preparado para ser buena madre y educar en buenos hábitos alimentarios.


Y luego llegan los gemelos. Corriendo. Ilusionados ante la llamada "Aaa ceeenaaaaar".


Y frenan en seco.

Y se les pone la cara larga y las comisuras de los labios fea.

Y pasamos una cena de aquella manera. Yo intentado dar conversación "qué tal el día" y ellos mareando la lechuga con el tenedor a ver si por mareo o por los rayos láser de la mirada desaparece.


En fin.

Así no se puede ser buena madre. Mi cena en construcción ha quedado en eso... En meras ilusiones de madre esperanzada.


 Ilusa.


PD 1: Igualmente, en casa se come verdura y vegetales cada día. Con excepciones. Pero cada día.


PD 2: Sí, yo como muuuuchaaaa verdura. Por el ejemplo no será. Decía la pediatra "si vosotros coméis fruta y verdura, acabarán comiendo también". Y comer, comen. Pero como si fuera tortura. Excepto las judías verdes con patatas, que eso sí les gusta.


PD 3: Hay que ver la paciencia y la perseverancia que se aprende a tener siendo madre. Y la imaginación que hay que echarle. No hay mal que por bien no venga. 


***

27/28 #febrerosinedulcorantes recta final del reto planteado por @victoriapenafiel en Instagram

miércoles, 20 de febrero de 2019

Casa: ese lugar donde te despereza bailando

C A S A... Hogar de bailes en el desayuno para empezar contento el día. Cada uno ha escogido una canción:
- Voy a pasármelo bien, de Hombres G
- Salta, de Tequila
- Gnanam Style, de Psy
- Happy, de Farrell Williams
- Si yo tuviera una escoba, de Los Sírex.
Adivinad quién escogió qué: pista, ha venido el abuelo a saludar...


C A S A...
Hogar en perpétuo movimiento y desorden organizado.
Acumulación de frases y recuerdos en la puerta de la nevera.
Hámsters rusos que giran y giran durante la noche en su rueda chirriante.
Desayunos a cuatro con zumo de naranja natural.
Prisas de última hora "ponte los zapatos que no llegamos". Y corriendo, pero siempre llegamos.

C A S A...
Hogar de sonrisas y abrazos. Y también de lágrimas y discusiones. Y de perdones.

C A S A...
Desorganizada, pero nuestra.
Llena de trastos varios, pero feliz, al fin y al cabo.
¿Y en tu casa cómo se levanta el día?


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Colaboración en Instagram @1parde2 20/28 de #febrerosinedulcorantes, reto diario planteado por @victoriapenafiel 

También participo en el carnaval de post #miercolesmudo junto a @soylamamarazzi ya que estamos ;) 

El #MiércolesMudo es un carnaval de blogs iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y retomado desde febrero de 2018 por La Mamarazzi. Participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto, que no necesite explicación, aunque si lo deseas, puedes incluir una breve descripción, alguna anécdota relacionada con la foto, o simplemente un título. Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Las fotos que participen deben ser aptas para todos los públicos. No se permiten fotos con contenidos racistas y/o discriminatorias.Tienes todo el miércoles para participar. No olvides compartirlo en RRSS con el hashtag #MiércolesMudo. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Se pelean mucho los hermanos gemelos?

Vuestros retoños, vuestros trocitos de cielo, vuestros amores infinitos que están para comérselos, ¿cuántas veces al día se discuten y se reconcilian con abrazos que cuestan vidas enteras? ¿Cuántas veces dicen "perdón" o "ha sido sin querer" como si fuera una coletilla? Que yo sé que se quieren con locura y que no pueden concebir su vida sin su hermano gemelo, pero hay días que no hacen más que chincharse, hasta que uno recibe un peluchazo. Y entonces se oye una voz en grito aguda...
"Maaaaammmáaaaaaaa, X  M E   H A  P E G A D OOOOOOOO".

¿Se pelean mucho los hermanos gemelos? Pues no sé la media peto a mí me parece mucho, muchísimo, aunque son peleas que vienen seguidas de reconciliaciones también continuas. Una relación amor - odio muy intensa. Y es que están todo el día juntos, tienen la misma edad, el mismo sexo (no sé si eso influye). Cooks Fenstra tiene respuestas, como siempre.

"También es cierto que las peleas forman una parte inherente a esta convivencia. Suelen ser frecuentes –algunos días casi continuas- por el hecho de compartir tanto tiempo juntos y estar tan unidos. También suelen ser vehementes, más que las peleas entre hermanos de distintas edades."

Mi experiencia personal lidiando con el tema hace 8 años:

Yo debo ser una @MALASMADRES en toda regla, tengo varias salidas:
- Hacerme la loca hasta que me llaman 3 veces más o el grito de dolor o llanto es genuino e indicativo de dolor.
- Subir al piso de arriba arrastrando los pies y poniendo cara de pocos amigos mientras avanzo peldaños
- Mirarles en silencio con cara de: "y ahora qué, venga, contadme vuestras versiones por orden y escuchando al otro"
- Decir "arregladlo, yo no estaba delante y no sé qué ha sucedido realmente, llegad a un acuerdo"
- Intermediar para llegar al abrazo.

Mi nivel de empatía e intermediación es inversamente proporcional a mi cansancio o al incremento de peleas por minuto cuadrado.

Que se pelean porque "ha tocado mi peluche sin permiso", "no me deja leer", "no quiere jugar a lo mismo que yo", "me tocaba a mi elegir película", "el 3 de octubre del año pasado me dijo...", "seguro que la semana que viene me hace...", "el último petit suisse era mío", "me ha tocado", "no me quiere dar un beso", "no me pide perdón", "me pide perdón pero de mentira"... Y así, infinito.

Que alguien me diga que el pasotismo maternal ante las cuitas infantiles entre hermanos es un buen método educativo y emocional porque soy incapaz de dar más de mí en este sentido.

Desde pequeños les hemos enseñado que:
- Pegar duele
- Que no sólo existe dolor físico, las palabras también hieren.
- Que ignorar a alguien también es violento y hace daño.
- Que hay que escuchar las razones del otro, y respetarlas.
- Que a veces hay que ceder, si para el otro es importante y le hace sentir bien y a nosotros no nos duele o no los cuesta.
- Pero que no hay que ceder siempre porque hacerse valer es importante
- Que "sin querer" no es excusa
- Que cuando algo se rompre se puede pedir perdón, se debe pedir perdón - de verdad- pero que aún reparado ya no vuelve a ser igual.
- Que pedir perdón no te da carta blanca para volver a empezar
- Que es importante quererse y respetarse.

Digo yo que tendrán que aprender a respetar el espacio del otro, a respetar la propiedad y los deseos ajenos, a no chinchar, a no dejarse provocar, a que dos no discuten si uno no quiere, a cuidar del hermano, a dirimir asperezas, a llegar a acuerdos... Qué bien va tener hermanos para aprender a andar por la vida.

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