viernes, 3 de octubre de 2014

Un conejo como mascota

Habemus conejo: "Manchitas" es la nueva mascota de la familia. Izan y Pol ahora hablan "conejo" (algo parecido a "qüi-qüi, me llamo Izan"). 

Hace horas que lo trajo la iaia con jaula y toda la parafernalia, y mientras el padre vive tan campante la nueva adquisición, yo ando preguntándome si de encontrar un manual básico del conejo: si hay que vacunarlo o algo, qué debe comer y qué no, si hay que sacarlo a "pasear" ni que sea por la casa, si no será una crueldad que viva en una jaula tan "pequeña" (verás cuando crezca) pero también tan cara (a saber lo que vale un "palacio del conejo"). 

Siempre me he resistido a tener mascotas. Francamente, me da pereza. Y me da la impresión que la ciudad y un piso no es lugar para un animal. Soy más de "que tenga animales quién tenga jardín para que correteen felices". Pero claro, eso no se puede de ir mucho y cuando tienes hijos es como de mala madre no darles tamaña alegría. 


Total, tenemos conejo. Pequeño, asustado, una monada. Se acurruca en el rincón de su jaula y los gemelos se pelean por sacarlo y meterlo. Creo que esta mareado ya y no lleva ni 24 horas en casa. Supongo, espero, que será la novedad. 

Esta mañana no primero que ha hecho Izan es ir corriendo al salón a decirle al conejo, "buenos días, espero que hayas dormido bien". Parece ser que en una sola noche el conejo ha crecido ya. Y que les habla a los mellizos para decirles "sácame de la jaula". 

Con la ilusión que les hace, cualquiera les dice que no. 
Así que, habemus conejo. 


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