Una
nace ibicenca y muere ibicenca por mucho que lleve casi tantos años en
la ciudad como en la isla blanca. Por eso sigo leyendo noticias locales
de Ibiza, me indigno con políticos a los que ya no puedo votar y
recurrentemente tengo morriña de calas y cielos azules. Claro, echo de
menos a familia y amigos y momentos no vividos con ellos, pero no es del
tema del que quiero escribir el post.
Foto de Flirck con CC |
20 cosas que echo de menos de la isla:
1. El
ritmo. No el de baile o discoteca, si no el de la vida, el de las
conversaciones y los encuentros. Todo es más lento, para desesperación
de algunos urbanitas de visita. Pero como todo lo es no pasa nada, el
mundo no se acaba, y si hoy no acabas no sé qué lo harás mañana. A menos
que haya una urgencia DE VERDAD, yo no he visto a nadie correr por
defecto por la calle y trabajar horas extras por picos de trabajo
permanentes. Así que la gente tiene tiempo.
2. Las
despedidas "ibicencas". Antes de irte definitivamente de la fiesta o el
encuentro con amigos dirás por lo menos 10 veces "pues nosotros nos
vamos", darás 10 tandas de besos y abrazos y iniciarás una decena de
pequeñas conversaciones de despedida que se pueden alargar hasta una
hora más.
3. Tomar un café a la salida del trabajo con
amigos en un chiringuito (si no es de los concurridos por guiris y caro
por definición, mejor).
4. Ver una puesta de sol en el mar sobre una roca rodeado de pinos.
5.
Bañarme como me trajeron al mundo en una cala sin público en una noche
de luna llena. Y quién sabe, disfrutar de un picnic en la arena con
amigos... O a dúo.
6. Que en cualquier momento puedes desviarte a un bosque o una Pineda y encontrar intimidad. Para lo que sea.
Imagen de holidaycheck |
8.
Coincidir por la calle o en el bar o restaurante con un Drag Queen
maqueado, una pareja de gays acaramelados, un grupo de guiris quemados,
otro de pihippies, un par de payeses ibicencos, una gogo en paños
menores, una familia tradicional... Todos revueltos. Tranquilos y
felices, cada uno a su rollo en plan "vive y deja vivir", sin miradas
raras ni comentarios, vamos, que no pasa nada. Todo normal.
9.
Entrar a la discoteca como te guste más ir vestido. Nada de andar
pensando "si voy a tal disco no puedo llevar chanclas, en tal otra nada
de bambas, en la de allá tengo que ir pija"... Cada cual que vaya a
divertirse como quiera.
10. Las flower power de Pachá.
11. La fiesta del agua, la de día para ibicencos y con paella, de Es Paradis.
12. Una excursión a la torre de Es Vedrà.
13. Saltar de las rocas de S'Estanyol y esconderme a leer en una cueva mientras aprieta el sol.
14.
Sentarme a tomar un helado en Los Valencianos de Ibiza y ver pasar a la
gente. Y si es de noche, ver las ruas de las discotecas.
15. Comer un bocadillo de jamón Serrano y queso fundido en Can Costa en Santa Gertrudis.
16. Ver las estrellas. Muchas. En cualquier parte.
17. El azul del cielo. Esa luz blanca espectacular que tiene la isla y que hace que salgas guapo en todas las fotos.
18.
Ir por caminos de tierra y piedras y carreteras pequeñas viendo almendros en flor en febrero por el Pla de Corona
y hacer cientos de fotos (mentales o reales) de las casas payesas
encaladas, la tierra roja, los almendros blanqueados de pétalos y los
bosques de pino al fondo.
19. El olor de los pinos y la mar salada por todas partes.
20. La ropa. La que encuentras, la que llevas, la libertad con que la llevas.
Y
sé me ocurren unas cuantas más, además de otras listas de cosas que no
me gustan, lugares a los que ir o que evitar o contrastes de la isla con
la ciudad. Pero eso, será otro día.
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