lunes, 19 de diciembre de 2011

El pelo de un calvo... "¡No ´ta!"

Me tronchaba de la risa sin remedio. Izan, muy sorprendido, miraba debajo de su silla, a izquierda y derecha, encima de la mesa del bar y de vez en cuando nos miraba desolado exclamando "No 'ta, no 'ta". Hacía un rato que nos habíamos instalado en la terraza de una cafetería con un grupo de amigos que hacía meses que no veíamos y mientras Pol seguía durmiendo la siesta, Izan estaba encantado con acaparar toda la atención. Estaba muy orgulloso bien sentado en su silla como una personita  mayor y nos iba enseñando lo bien que sabía ya donde están los ojos, la boca, la lengua, las manos, los dedos, la cabeza o el pelo. Pero no sólo conoce su cuerpo, no, no, él es mucho más listo y para demostrarlo primero nos señalaba su parte del cuerpo requerida y luego la del amigo que se sentaba a su lado.

Y entonces llegamos a la parte del más difícil todavía.
- ¿Izan, dónde está el pelo?
Y se estiraba sus cabellos en todo el centro del cogote.
- ¿Y el de nuestro amigo?
Muy seguro de sí mismo le tocó la cabeza indicando con el gesto al susodicho que bajara la cabeza. Y empezó a buscar el pelo con interés. Sin embargo Izan encontró una calva. Con gesto de extrañeza, acariciaba el cogote liso e intentaba de vez en cuando hacer pinza con sus deditos de dieciochomesino. Pero no encontraba nada. Y algo frustrado se giró muy serio hacia el resto de comensales y dijo a voz en grito: "¡No 'ta!"

Y es que esta es la nueva adquisición de las últimas semanas, ser consciente cuando falta algo o alguien y señalarlo con el soniquete de "no está, no está, no está".

Pol se despertó entre las carcajadas de todos los que estábamos en la mesa mientras Izan seguía buscando el pelo perdido por el suelo, sobre la mesa, bajo las sillas y repetía su letanía: "No 'ta, no 'ta, no 'ta".

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