Ya los tenemos aquí! Los mellizos regresan de sus vacaciones 😍
Un torrente de palabras, saltos, "sabes qué" y risas.
Es lo que tienen estas vacaciones escolares laaaaaaaarggggaaaaassss, casi infinitas (que para ellos está muy bien, eso sí es una desconexión y no lo demás). Lo que tienen es que si ambos progenitores trabajan, aunque no te veas un solo día en las vacaciones (y por supuesto hemos hecho por coincidir porque para eso somos pareja, leñe), pues no te da. Ni de coña. O pagas casales, campamentos, actividades, o tiras de familia, abuelos, tíos, primos o lo que puedas. Por suerte tenemos unos abuelos muy apañados y unos tíos y unos primos que son acogedores por excelencia. Y ellos encantados de pasar dos o tres semanas de su verano lejos de casa, de las rutinas familiares, con otras normas, otras comidas, otras anécdotas. Así de bien se lo pasan que cuando llamamos para saber qué tal todo a duras penas conseguimos que se pongan al teléfono, cuando lo hacen es una conversación de microsegundos que acaba con un "bueno, te paso a..." y a menudo oímos de fondo "jooooo, ahora no puedooooo, estoy con algo muy importante". Que puede ser desde un dibujo, una partida a la tablet, unos dibujos animados o una carrera detrás del conejo en el patio (conejo que está deseando que nuestra prole regrese, por cierto).
En fin, que ya están aquí.
Y volvemos a la dulce rutina.
Un torrente de palabras, saltos, "sabes qué" y risas.
Es lo que tienen estas vacaciones escolares laaaaaaaarggggaaaaassss, casi infinitas (que para ellos está muy bien, eso sí es una desconexión y no lo demás). Lo que tienen es que si ambos progenitores trabajan, aunque no te veas un solo día en las vacaciones (y por supuesto hemos hecho por coincidir porque para eso somos pareja, leñe), pues no te da. Ni de coña. O pagas casales, campamentos, actividades, o tiras de familia, abuelos, tíos, primos o lo que puedas. Por suerte tenemos unos abuelos muy apañados y unos tíos y unos primos que son acogedores por excelencia. Y ellos encantados de pasar dos o tres semanas de su verano lejos de casa, de las rutinas familiares, con otras normas, otras comidas, otras anécdotas. Así de bien se lo pasan que cuando llamamos para saber qué tal todo a duras penas conseguimos que se pongan al teléfono, cuando lo hacen es una conversación de microsegundos que acaba con un "bueno, te paso a..." y a menudo oímos de fondo "jooooo, ahora no puedooooo, estoy con algo muy importante". Que puede ser desde un dibujo, una partida a la tablet, unos dibujos animados o una carrera detrás del conejo en el patio (conejo que está deseando que nuestra prole regrese, por cierto).
En fin, que ya están aquí.
Y volvemos a la dulce rutina.
(...)
Qué capacidad increíble tienen los niños de llenarlo todo. El espacio, el silencio, la tristeza, la tranquilidad, el amor… Todo lo llenan con sus historias, preguntas, sonrisas y saltos.Cada cual con su dulce rutina. La felicidad era esto.
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