miércoles, 9 de octubre de 2013

Enfados encadenados: ¿Es una fase?


Salida del cole + promesa de ir al parque de bolas = contentos, caminamos hacia el bus = además de la merienda les doy un "sorpresa" porque se portan bien = cajita de latón con lacasitos = Izan quiere llevar la caja y enseñársela a papá y vivir con ella para siempre = Pol también = mamá reparte equitativamente el tiempo de que cada uno la lleve, y lo explica para que quede claro = le toca a Pol = cabreo de Izan (por enésima vez en dos días) = Izan sé para en medio de la calle, se sienta, agacha la cabeza, da patadas, gruñe, no escucha, grita = negociación = más gritos = Pol pregunta qué pasa y porqué no vamos a las bolas = negociación sin resultado = o vienes en x o nos vamos a casa = no vamos a las bolas = vamos a casa (a rastras) = gemidos de perdón = perdón + advertencia (si vuelve a enfadarse no vamos) = nuevo enfado por no querer limpiarse las manos (o más bien porque después de pedir perdón pretendía que le diera la razón sobre su turno de la caja pero no ha podido ser porque no lo era) = no vamos a las bolas definitivamente = Pol le dice que muy mal a Izan y que está "atontolinao" (de dónde lo habrá sacado) = estamos en casa. 

Pol jugando. Izan enfadado. Yo desanimada porque no hay manera correcta -quiero decir que no la conozco, aún- de enfrentarse a estos enfados bruscos, y porque no sé muy bien como evitarlos porque no puedo darle la razón en todo a Izan para que no se enfade y si su actitud (gritar, pegar, etc) tiene consecuencias tengo que cumplirlas. Aunque por el camino nos fastidiemos los demás.

10 minutos después Izan vuelve como si nada... O casi. Hasta la próxima. Desde hace una semana se enfada constantemente por cualquier cosa y no atiende a razones. Agotador. En fin, vamos a suponer que necesita aceptar la frustración y que es algo temporal. Entre enfado y enfado es del todo encantador, eso sí.

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