Nueve meses, el tiempo pasa a una velocidad que da miedo y parece que con hijos este efecto se potencia. Y eso que a veces tenemos la sensación de no hacer "nada" en todo el día.
Nada a parte de levantarlos, vestirlos, darles el desayuno, llevarlos a la guardería y mientras tanto trabajar unos y estudiar las otras. Irlos a buscar a medio día con la ayuda de los abuelos de Badalona y darles de comer la verdura, hacerles dormir la siesta, comer nosotros, volverlos a despertar para ir a la guardería, trabajar los unos y hacer prácticas del carnet de conducir las otras...
De nuevo ir a la guardería a recogerlos, y esta vez volver con el carrito doble andando hasta casa en un paseo de entre una hora o un par, según las compras de suministros que haya que hacer para la casa y lo desesperados que estén los mellizos. Al llegar a casa, sobre las seis y media de la tarde, toca darles una segunda merienda porque la de la guardería la tienen en los pies. A esa hora empieza la crisis diaria, ya están cansados, todavía no quieren dormir y hay que esperar a que Andrés regrese de trabajar para bañarlos. Sobre las siete y media asoma la cabeza por la puerta del salón haciendo "cu-cú" y los dos llorones de turno cambian los lamentos por una sonrisa de aquí a Panamá.
Recuperados de la sorpresa de la llegada de su papi, vuelven a penosear y es entonces cuando entonamos a unísono la cantinela "petit bain, petit massage, manger et faire dôdo... TOUTE LA NUIT!". Esperando que la bañera se llene, juegan desnudos encima de la cama. A que les comamos, a comerse el uno al otro, a esconderse bajo una mantita y descubrirse...
En el agua se olvidan un poco del cansancio y las penas y de pronto están de los más dicharacheros durante veinte minutitos. Hasta que toca secarles, ponerles crema hidratante, el pañal y el pijama, momento en que vuelven los berridos y van subiendo en intensidad. Lo único que les calma es el momento de ponerse en las tronas en la cocina para cenar o el ruido de la batidora si hacemos papilla de cereales. Saben que se acerca el momento de comer, y ¡de dormir!
Y reventados, el padre se va a la cama a ver si consigue tener unas horas de sueño antes de la siguiente toma o de que unos de los dos gemelos se despierte a voz en grito, mientras mamá se relaja delante de la tele echando pestes porque a pesar de todos los canales que hay con la TDT todo es la misma porquería y "no hay nada". Así que mejor será ir también a la cama y leer un poco. Aunque, dos párrafos después el sopor puede con ella y nunca es capaz de acabar un capítulo entero por interesante que sea la historia. ¡Hasta mañana!
NOTA:
El álbum de fotos completo en este vínculo: ¡Disfrutadlo!
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¡Qué chuli!
ResponderEliminartoute la nuit... ajajjajajjjajajaja
ResponderEliminarEstan molt i molt guapos, l'àlbum és xulíssim, sobretot les fotos del cavall, què bones!!
Per cert, m'he estressat molt només llegir... compreu online!! ;)
Fins aviat!